DESPERTAR DE CONSCIENCIA Y LIBERTAD.

LIBERTAD DE PENSAR,  LIBERTAD DE SER, LIBERTAD DE AMAR.

Muchas personas  pasan por la vida sin siquiera darse cuenta de que están dormidas. Desde el momento en que nacen, son programadas por su entorno para seguir las reglas, normas y valores que les han sido impuestos. Viven dormidas, sin cuestionar el propósito de su existencia o las creencias que han adoptado. Esta vida dormida se manifiesta en cada uno de los aspectos de la vida de una persona. Contraen matrimonio dormidas,  conciben a sus hijos dormidas, viven su vida dormidas y tristemente mueren dormidas, sin haber experimentado verdaderamente el encanto y la belleza de lo que significa ser humano.

El hombre dormido es un esclavo de su entorno. No tiene la capacidad de elegir libremente, de amar o sentir verdaderamente. Sólo sabe seguir las reglas impuestas por la sociedad, la religión o la familia, sin siquiera cuestionar su validez. Esta falta de conciencia y autonomía lo lleva a vivir en un estado constante de confusión e hipocresía moral. No puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo verdadero y lo falso, y esto lo lleva a mentirse a sí mismo y a los demás.

El hombre dormido no tiene control sobre su destino. Todo le sucede sin que él pueda hacer nada para cambiarlo conscientemente. No puede modificar nada para bien o para mal, simplemente está atrapado en una existencia sin sentido, sin propósito. Sin embargo, existe una salida de esta vida dormida. El despertar de la conciencia es el primer paso hacia la libertad. Es la toma de conciencia de que no somos simples autómatas programados por el entorno, sino seres libres y autónomos capaces de tomar nuestras propias decisiones y de crear nuestra propia realidad.

El despertar de la conciencia nos permite tomar las riendas de nuestro destino y modificarlo conscientemente. Nos da la capacidad de elegir libremente, de amar verdaderamente y de vivir de acuerdo a nuestros propios valores y creencias. Despertar es un proceso que puede ser doloroso y difícil, pero es el camino hacia la verdadera libertad y el propósito en la vida. Es el camino hacia la realización personal y la felicidad verdadera. La vida dormida es una vida sin sentido, sin propósito y sin libertad. El despertar de la conciencia es el primer paso hacia la verdadera felicidad y el significado de la vida.

Su vida es mecánica, cada acto está predestinado a cometer errores y tomar malas decisiones. El poco placer que pueda encontrar solo lo perjudica y lo esclaviza aún más, como si fuera un adicto al opio. La libertad real solo se conquista, no se nace con ella, es una posibilidad lejana que debe ser buscada y alcanzada. En la actualidad, vivimos en un mundo de ilusión y engaño, donde la mayoría de los seres humanos tiene poco tiempo para despertar y liberarse de la esclavitud en la que están sumidos. La verdadera libertad solo se logra a través del trabajo sobre uno mismo, con la intención de despertar al hombre dormido de su letargo. Sin embargo, es difícil lograrlo, ya que solo un fuerte ruido cerca de su oído podría despertarlo.

El hombre común no se mueve por su propia voluntad para alcanzar la liberación del ser. Este objetivo no es importante para él, ya que se encuentra profundamente adormecido. Solo se motivará a sí mismo para sacrificar su comodidad y despertar si hay una recompensa tangible, como una mujer determinada, la destrucción de un enemigo o una abultada suma de dinero. Solo con suerte y esfuerzos podrá lograr despertar lo suficiente para encontrar y persistir en el camino de la liberación verdadera.

La vida del hombre común es una vida de ignorancia, de dormir y soñar despierto, una vida que transcurre sin sentido y sin propósito. Este tipo de hombre, atrapado en la monotonía de su existencia, se deja llevar por las corrientes de la vida, sin tomar las riendas de su destino. A menudo, el hombre común se sumerge en la búsqueda de placeres efímeros y en la búsqueda de poder, sin percatarse de que estos son solo engaños temporales que lo mantienen más atrapado en la ignorancia y el sufrimiento. Su vida es una lucha constante y no logra encuentra la verdadera felicidad y plenitud.

La libertad auténtica debe ser conquistada, no se nace con ella. La mayoría de los hombres vive en la era de la ilusión y el engaño, y solo unos pocos tienen la capacidad de despertar y liberarse. Este despertar no puede lograrse de forma pasiva, se necesita una búsqueda activa y una exploración de uno mismo. Es un camino difícil y requiere una gran dedicación y esfuerzo.  La verdad se encuentra en el punto donde los extremos se tocan. Solo a través de los extremos es posible hallar la verdad y una vez que se encuentra, comienza el verdadero trabajo sobre sí mismo.  Solo cuando uno se sumerge en lo más profundo de sí mismo, puede encontrar la verdad y comenzar el verdadero trabajo sobre sí mismo. El hombre común requiere escuchar y buscar la verdad en lugares inesperados.

Un hombre dormido solo se motivará si la recompensa es su satisfacción egoísta. Para lograr la verdadera liberación, debe haber un sacrificio, un esfuerzo consciente y perseverante. El hombre común necesita investigar, leer, aprender y discernir, y luego actuar de inmediato. No debe dejar para mañana lo que puede hacer hoy, ya que su tiempo en esta vida es limitado.

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